
La copa respira por una composición especial de cristal, seguido por un tratamiento que permite que una mayor cantidad de oxígeno penetre por las paredes de la copa, logrando así una más rápida percepción sensorial del vino. El vino se sirve en copas y se hace girar con rapidez para que el oxígeno penetre y provoque el despertar de los aromas. Las copas Eisch facilitan y aceleran ese proceso, permitiendo que puedas disfrutarlo casi inmediatamente. La forma y el tamaño de cada copa ha sido estudiada por especialistas en cristal y vino y por eso hoy día Eisch tiene copas para diferentes tipo de vinos (uvas) y ¡hasta para el café! Yo no lo creía hasta que lo probé. No sólo su aroma es diferente, sino su sabor. Tienes que probarlo para creerlo.
Las copas Eisch, nunca pierden efectividad, se lavan como cualquier otra copa, se venden individuales o en juegos y comienzan a $30. Para más información visita HomeVillage.